Ramanujan y La Singularidad Del 7
Los casos especiales han fascinado desde siempre a todos los que de una forma u otra han estado y están relacionados con las matemáticas. ¿Por qué cierta figura se sale de la normalidad cumpliendo alguna propiedad que no cumplen el resto de figuras de naturaleza similar? ¿O por qué tal o cual número es el único que tiene cierta característica que no tienen los demás números de su especie?
Hoy hablamos sobre esto último, sobre números, y concretamente sobre una singularidad muy curiosa e interesante del número 7.
De este número 7 ya hemos visto por aquí alguna propiedad interesante, como que es el primer entero positivo (mayor que 2) para el cual no se puede construir con regla y compás “su” polígono regular, y hoy vamos a ver una más. Pero antes de eso tenemos que recordar qué eran las ecuaciones diofánticas.
Una ecuación diofántica es una ecuación algebraica en la que aparecen varias incógnitas y cuyas soluciones son números enteros. Las hay lineales, como:
para las que tenemos un método para encontrar sus soluciones. También las hay cuadráticas, como la ecuación de Pell, que es del tipo:
con un entero que no sea un cuadrado perfecto.
Para éstas no hay un método general de resolución. Y no podemos aspirar a encontrarlo, ya que Yuri Matiyasévich demostró en 1970 que no existe un algoritmo que nos diga si una ecuación diofántica tiene soluciones o no las tiene.
Y también las hay exponenciales, que tienen la particularidad de que alguna de las incógnitas aparece en un exponente. Bien, pues vamos a pararnos en éstas, concretamente en la siguiente:
Para estas ecuaciones diofánticas exponenciales tampoco hay método general de resolución, simplemente (como en las anteriores) se sabe resolver algunos casos concretos.
Pero centrémonos en la ecuación que acabamos de escribir. Está demostrado que la ecuación:
tiene como mucho dos soluciones para todo entero distinto de cero… excepto para el 7. Fue el gran Srinivasa Ramanujan, el que conjeturó en 1913 que dicha ecuación diofántica tenía soluciones enteras solamente para y . Dichas soluciones (cada una de ellas es una pareja ) son las siguientes:
Es decir, que para cualquier valor entero de distinto de cero tenemos como mucho dos soluciones, excepto para el 7, en cuyo caso tenemos cinco. Curioso, ¿verdad?
Hemos comentado que Ramanujan conjeturó este resultado, pero no lo demostró. Fue el matemático noruegoTrygve Nagell quien demostró en 1948 que ésas eran las únicas cinco soluciones de nuestra ecuación diofántica exponencial. Por ello a dicha ecuación diofántica se la denomina ecuación de Ramanujan-Nagell.
Qué tendrá el número 7 que a tanta gente le gusta y que además posee esta propiedad tan curiosa. Y, lo que es más inquietante, ¿Por qué Ramanujan estudió este caso particular y no cualquier otro? Sabemos que la intuición matemática del genio matemático indio era colosal, muy superior a la que podamos tener la gran mayoría de nosotros, pero resulta cuando menos intrigante que eligiera exactamente la “ecuación del 7”. Me temo que, por desgracia, nunca conoceremos la verdadera historia del porqué de su elección.
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