Miguel Angel Carbonero Martín
Facultad de Educación
Luis Jorge Martín Antón
E. U. Magisterio Fray Luis de León
Elena Arranz Espeso
Psicopedagoga
Universidad de Valladolid
Expectativas ante las matemáticas de alumnos de primer ciclo
de Educación Secundaria Miguel Angel Carbonero Martín Facultad de Educación
Luis Jorge Martín Antón E. U. Magisterio Fray Luis de León Elena Arranz Espeso
Psicopedagoga Universidad de Valladolid En este trabajo tratamos de analizar
las actitudes y expectativas ante las matemáticas de alumnos de educación
secundaria, ya que consideramos que es un tema controvertido a considerar
cuando los alumnos se enfrentan ante esta asignatura, aspecto que evidentemente
influye en los procesos de enseñanza y aprendizaje y, por tanto, también en los
procesos cognitivos que el alumno pone en juego a la hora de resolver cualquier
tarea.Para medir las expectativas y actitudes ante las matemáticas se ha
elaborado un cuestionario (REPROMASE) que considera varias dimensiones:
expectativas y actitudes ante el curso y ante las matemáticas, clima de aula,
metodología del profesor y del alumno, y la evaluación. El índice alpha de
Cronbach es de .85. Los resultados son ilustrativos sobre las creencias de los
alumnos sobre la asignatura de matemáticas. Existe una alta correlación entre
las actitudes y expectativas hacia el curso y hacia la asignatura de
matemáticas en particular.
INTRODUCCION
Según Rivière (1993), existe, entre los matemáticos
profesionales, la costumbre de insistir en que la "existencia
matemática" (por emplear un término de Davis y Hersh, 1988) constituye una
fuente inagotable de satisfacciones relacionadas con impresiones de coherencia,
rigor, elegancia formal, e incluso belleza, que no se obtienen en el mismo
grado con otras clases de conocimientos. Probablemente fue este tipo de vivencias
el que llevó a los pitagóricos a dar un carácter divino a esa experiencia,
entendiéndola como una visión directa de ciertas estructuras, objetos y
relaciones que serian, al mismo tiempo, fundamento y negación del mundo
aparente (Gormam, 1983). Para ellos, los conocimientos matemáticos no debían
ser comunicados a los no iniciados en los complejos rituales de la secta, de
forma que a los niveles más elevados y, por así decirlo, "místicos"
de la experiencia matemática sólo podía acceder un grupo selecto de "mathematikoi",
y no los simples "acusmáticos" ni, menos aún, las personas ajenas a
la sociedad pitagórica. Esta anécdota real de la historia de las matemáticas
tiene algún sentido porque nos sugiere la melancólica reflexión de que muchos
se quedan, por decirlo metafóricamente, en el nivel de "acusmáticos",
y son demasiados los que ni siquiera entran en la secta. Para estos últimos, la
experiencia de las matemáticas escolares no es fuente de satisfacciones, sino
de frustraciones y sentimientos autodepreciativos. Muchas personas desarrollan,
en su vida escolar, actitudes negativas hacia las matemáticas y ven
condicionadas sus elecciones escolares y profesionales por sus dificultades
para dominarlas (Cockcroft, 1985). Las experiencias que tienen muchos profesores
de matemáticas de enseñanza primaria y secundaria es que son muchos los
estudiantes que encuentran grandes dificultades para alcanzar los objetivos
educativos establecidos en los currículum, y estas dificultades se extreman en
un grupo más reducido de alumnos, para los que las matemáticas se convierten en
una verdadera pesadilla. Frente al grupo reducido de estudiantes para los
cuales las matemáticas son fáciles y fascinantes, hay otro mayor de alumnos que
las encuentran difíciles o aburridas. Ciertas frases desalentadoras ("es
que yo no sirvo para las matemáticas, ¿sabe?") O mortificantes
("¡Vaya!...otra vez tocan matemáticas") forman parte del cupo de
experiencia inevitable del profesor de matemáticas. Las actitudes aversivas
hacia éstas llegan a ser tan irracionales que en una investigación citada en el
informe Cockcroft (1985), en que se entrevistaba a sujetos adultos para conocer
sus necesidades matemáticas y las estrategias que empleaban para enfrentarse a
ellas, se encontró que la mitad de las personas de la muestra se negaba a
participar, a pesar de los métodos de persuasión empleados y de las artimañas
utilizadas para tranquilizarles. Nosotros hemos constatado como muchos adultos
no poseían la competencia numé- rica funcional básica y hasta qué punto la
necesidad de emprender incluso una aparentemente simple tarea matemática, podía
provocar sentimientos de ansiedad, impotencia, miedo e incluso culpabilidad en
algunos de los entrevistados.
ACTITUDES Y EXPECTATIVAS HACIA LAS MATEMATICAS EN EDUCACION
SECUNDARIA
Si se entienden las actitudes como aquellas tendencias a
actuar de una manera determinada, una actitud positiva hacia las matemáticas
parece que lleva al alumno a apreciar las matemáticas, su valor y su contenido.
Hart (1989) define actitud como una predisposición evaluativa (es decir
positiva o negativa) que determina las intenciones personales e influye en el
comportamiento. Es una definición general que aplicada a las matemáticas, se
pueden distinguir dos grandes categorías (Bermejo, 1996; Callejo, 1994;
Gómez-Chacón, 1997; National Council of Teachers Mathematics [NCTM], 1990): 1.
Creencias sobre las mismas matemáticas, en las que intervienen menos los
afectos. 2. Creencias sobre los alumnos en relación con las matemáticas, que
dependerían más de los afectos (creencias relacionadas con la confianza,
autoconcepto, etc.). 3. Actitudes ante la asignatura de matemáticas. 4.
Actitudes ante el método de enseñanza empleado por el profesor. Nosotros
también añadimos como elemento relevante las actitudes del alumno ante su
método y técnicas de aprendizaje. Ya en 1987, Gairín mostró la importancia de
las actitudes como factores determinantes en el rendimiento, elaborando una
prueba para medir estas actitudes hacia las matemáticas. El cuestionario
planteado constaba de 22 frases formuladas 11 en negativo y 11 en positivo,
puntuadas con -1 las desfavorables, 0 las dudosas y 1 las favorables. El
resultado fue positivo. La importancia y la insistencia dada al tema de las
actitudes es, hoy en día, asumida y aceptada por el profesorado cada vez más
dispuesto a reconocerlas como elementos de indiscutible valor e interés en el
seguimiento y evaluación del proceso de enseñanza-aprendizaje (Hernández y
Gómez-Chacón, 1997). En nuestro sistema educativo, podemos comprobar la gran
importancia que se conceden a las actitudes al haber sido incluidas como un contenido
más. Gómez-Chacón (1997) afirma que las cuestiones afectivas juegan un papel
esencial en la enseñanza y aprendizaje de las matemáticas. De ahí que la
abundancia de fracasos en matemáticas en los distintos niveles educativos,
puede ser explicada en buena parte, por la aparición de actitudes negativas
causadas por diversos factores personales y ambientales, cuya detección sería
el primer paso para tratar de contrarrestar su influencia con efectividad.
Rivière (1993) señala que sólo un grupo reducido de alumnos aprecia las
matemáticas, y que un 43 % de las personas de 13 años tienen algún tipo de
problemas con las mismas. Es más, muchos adultos no poseen la competencia
matemática funcional básica, según investigaciones realizadas.
Para Rivière y Luelmo (1990), a través de la experiencia se
demuestra que el mero aprendizaje de conocimientos objetivamente útiles no
garantiza que sean funcionales, es decir, que se sepan aplicar fuera del marco
escolar y se apliquen de hecho. Este bloqueo se debe a la actitud que los
estudiantes tienen frente a las matemáticas. Parece claro, por otra parte, que
el desarrollo de las actitudes afectivas se favorece cuando se brinda al
alumnado las adecuadas experiencias de aprendizaje en esta dimensión. La
persona con una madurez emocional respecto a las matemáticas es aquella que ha
desarrollado su inteligencia emocional en este contexto y que ha logrado una
forma de interactuar con este ámbito, que tiene muy en cuenta los sentimientos
y emociones (Goleman, 1996). Las investigaciones señalan que las reacciones
afectivas pueden tener influencias diferentes en varios procesos cognitivos.
Los educadores constructivistas sostienen, que la percepción de los estudiantes
acerca del éxito y fracaso escolar influye en su motivación hacia el
aprendizaje de la matemática (Nicholls et al., 1990). Concretamente, el
autoconcepto constituye un buen predictor para el rendimiento matemático tanto
en tareas familiares como no familiares, sobre todo cuando la tarea matemática
se trata de forma procesal y orientada a la práctica (Gómez-Chacón, 1997). Por
otra parte, el rendimiento en matemáticas parece ser una de las fuentes de la
autoeficacia, siendo la autoeficacia anterior el mejor predictor. La percepción
de la utilidad de las matemáticas correlaciona también con el rendimiento y su
predicción (Elliott, 1987). Como conclusión, podemos decir que, en los últimos
años, la dimensión afectiva en la enseñanza de las matemáticas es un tema
prioritario en investigación (Koehler y Grouws, 1992; McLeod, 1992, 1994).
McLeod (1988) indicó que parece haber dos tipos de creencias que influyen en el
profesorado y alumnado: creencias acerca de las matemáticas y creencias acerca
de sí mismos. La atribución causal de éxito o fracaso también parece tener un
impacto significativo en los aspectos metacognitivos y en el manejo de estos
procesos. Los estudiantes que atribuyen su éxito a la ayuda de sus profesores y
profesoras, pueden no sentirse capaces de buscar soluciones alternativas y
tomar decisiones razonables sobre que caminos elegir y por qué. Tenemos que
tener en cuenta que no sólo el profesor es el único capaz de hacer matemáticas,
sino que los alumnos y alumnas también lo son, y resulta muy curioso cómo un
mismo problema puede verse de tantas formas y tan diferentes. (Basarrate et
al., 1996). Por ello, se ha de fomentar el interés por investigar y resolver
problemas como elemento motivador que necesita una dedicación tenaz y
concentrada. La creatividad en la formulación de conjeturas y soluciones, la
flexibilidad necesaria para cambiar el punto de vista desde el que se enfoca un
problema o la autonomía intelectual son otras actitudes relacionadas. En el
estudio de Garofalo y Lester (1985) se analizan con cierto detalle las
relaciones entre creencias-actitudes y solución de problemas, encontrando con
respecto a:
1. Autoconfianza y solución de problemas: cuanto mayor es su
autoconfianza más alta es su ejecución en la solución de problemas; y
viceversa, el conocimiento influye a su vez en la autoconfianza.
2. Interés y solución
de problemas: el interés decae si el conocimiento se incrementa.
3. Creencias y
solución de problemas: algunos niños creen que, ante la duda, lo mejor es
aplicar todas las operaciones (sumar, restar, etc.) y después escoger la que
parezca más razonable por el resultado obtenido.
MEDICIÓN DE LAS ACTITUDES Y EXPECTATIVAS ANTE LAS
MATEMATICAS: CUESTIONARIO REPROMASE
Nosotros también hacemos hincapié en la importancia de
establecer la relación entre las matemáticas y el entorno, como algo natural,
como algo que el alumnado se puede encontrar en su vida diaria, y trate de
utilizar los recursos escolares para solucionar situaciones cotidianas. Hemos
elaborado un cuestionario con el fin de analizar una serie de variables sobre
como perciben los alumnos los distintos aspectos que rodean la enseñanza de las
matemáticas. La muestra que hemos utilizado es lo suficientemente
representativa para darnos una información de aspectos que pueden condicionar
el rendimiento de matemáticas a lo largo de uno o varios cursos. El
cuestionario se enmarcaba dentro de un conjunto de actuaciones, centradas en un
entrenamiento en resolución de problemas porque pensamos que con ello se
capacita al alumnado para que desarrolle las actitudes mentales que le
conducirán a la búsqueda del camino adecuado, porque la resolución de problemas
no consiste en dar una solución final, sino en abordar un proceso que no tiene
porqué ser el mismo para todas las personas. De forma casi inmediata se fomenta
el gusto por las matemáticas y por la resolución de los problemas y pensamos
que evitará el rechazo y la sensación de impotencia que ante situaciones que
exigen aplicación matemática sienten muchas personas, a las que incluso se
considera muy capacitadas en amplios campos culturales. La investigación se
llevó a cabo en dos tiempos, participando 558 alumnos de 1º de la E.S.O. de
varios centros de la ciudad de Valladolid. En un primer momento se hizo una
exploración sobre la actitud de los alumnos hacia las matemáticas mediante un
cuestionario (REPROMASE) realizado por el grupo investigador al efecto. El
cuestionario fue totalmente anónimo.
1.
Elaboración del cuestionario Repromase
Se elaboró un cuestionario para analizar cual
es la actitud, opinión y creencias de los alumnos sobre diferentes aspectos del
curso, en general; y específicamente de la clase de matemáticas en el momento
que comenzamos esta investigación. Para la contestación del cuestionario se
optó por un modelo de respuesta tipo Likert de cinco opciones en función del
acuerdo o no con la frase correspondiente a cada item. Todos los que hemos
incorporado en este cuestionario los podemos englobar dentro de unas grandes
dimensiones: expectativas ante el curso y ante las matemáticas; actitudes ante
el curso y las matemáticas; clima de aula; metodología del profesor y del
alumno; y evaluación. Además, hay tres preguntas globales correspondientes a su
opinión sobre el libro de matemáticas, sobre la utilidad de la asignatura de
matemáticas y la dificultad de la asignatura. A continuación, desarrollamos
cada uno de estos aspectos: Por expectativas ante el curso, nos referimos a la
creencia que tiene el alumno de la facilidad o dificultad de poder aprobar el
curso y a qué lo atribuye. Por ejemplo, un item de esta dimensión sería:
"Gracias a mi esfuerzo y trabajo, podré aprobar el curso". La misma
interpretación tiene las expectativas ante las matemáticas, pero centrado
específicamente en la clase de matemáticas. Por ejemplo, "creo que
aprobaré las matemáticas este curso". Respecto a las actitudes ante el
curso, nos referimos a todas aquellas situaciones que obligan al alumno a
posicionarse favorable o desfavorablemente ante el curso. Por ejemplo,
"cuando el profesor me dice públicamente que he hecho una tarea mal, me
desanimo y se me quitan las ganas de volver a intentarlo". Lo que
denominamos actitudes ante las matemáticas tiene la misma interpretación pero
específicamente para la asignatura de matemáticas. Por ejemplo, "en
matemáticas, aunque estudie al principio, sin embargo, suelo cansarme y
desanimarme cuando aparecen dificultades". Por clima de aula entendemos
aquellos aspectos, situaciones, comportamientos, etc. que mejoran o empeoran la
situación del alumno en el aula en la asignatura de matemáticas. Por ejemplo,
"el profesor de matemáticas valora menos las preguntas de los peores
estudiantes que la de los mejores". Otro aspecto que queremos conocer es
los diferentes procedimientos metodológicos que utiliza el profesor de
matemáticas para impartir su asignatura. Es lo que llamamos metodología del
profesor. Para ello, tenemos items como: "cuando vamos a comenzar algo
nuevo, el profesor de matemáticas lo relaciona con lo que ya sabemos". La
misma idea la podemos aplicar a la metodología de los alumnos, pero encaminado
a aquellos procedimientos que utilizan los alumnos a la hora de aprender
matemáticas. Por ejemplo, "en matemáticas, suelo justificar y explicar
cómo llego a una solució". Por último, preguntamos algunos aspectos de la
evaluación en la asignatura de matemáticas, como qué y cómo se evalúa. Por
ejemplo, "aunque en clase de matemáticas se hagan trabajos y actividades
en grupo, al final, sólo cuenta la nota del examen". Para elaborar el
cuestionario, se revisaron diferentes escalas y cuestionarios ya construidos
para analizar la pertinencia o no de la inclusión de los items. Una vez elegidos
todo un grupo de items, se suministró el cuestionario a un grupo de expertos en
el campo de las matemáticas para que analizaran aquellos items que consideraran
más adecuados a los objetivos perseguidos y aportaran aquellas correcciones que
consideraran oportunas. Una vez eliminados aquellos items poco valorados y
reformulados aquellos que no eran claros, se administró el cuestionario a una
muestra de sujetos (N=50) del primer curso de educación secundaria, para
realizar un análisis previo de las respuestas. Se realizó un análisis de la
fiabilidad del cuestionario, así como del poder discriminativo de los items. La
escala mostraba un nivel de fiabilidad de .78 utilizando la prueba estadística
de alpha de Cronbach. Además, se eliminaron aquellos items que no eran
discriminativos, resultando el cuestionario definitivo formado por 84 items.
Además, el cuestionario contiene una serie de preguntas encaminadas a conocer
diferentes aspectos descriptivos de los alumnos como son su edad, sexo y si
estaba en el mismo centro el año pasado. Posteriormente, se aplicó el cuestionario
a 558 alumnos y alumnas del curso de primero de educación secundaria,
correspondientes a 10 centros, públicos y concertados, representativos de
diferentes zonas de Valladolid. La mayor parte de los alumnos tienen 12 años
(83 % de la muestra), aunque el rango va desde los 11 hasta los 14. Respecto al
sexo, el 57% son hombres. Destaca que el 44 % de los alumnos estuvieron el año
anterior en el mismo centro en el que están cursando actualmente el curso de
primero de Educación Secundaria. La fiabilidad definitiva del cuestionario
tiene un índice de .85 en el alpha de Cronbach.
2.
Resultados del cuestionario Repromase
A continuación, presentamos los
resultados más significativos, aunque iniciales y a modo de tendencia y de
acercamiento al tema tratado en este artículo, que hemos obtenido de la
aplicación del cuestionario anónimo REPROMASE. Si analizamos las expectativas
ante el curso y ante las matemáticas, tenemos que el 67% de ellos considera que
podrá superar el curso gracias a su esfuerzo y trabajo, porcentaje que aumenta
cuando esta pregunta se dirige específicamente al campo de las matemáticas (73
%). Es de destacar que el 75 % de los alumnos no cree que la suerte sea un
factor decisivo a la hora de aprobar la asignatura de matemáticas. Respecto a
las actitudes ante el curso y ante las matemáticas, el 69 % y 62 % de los
alumnos respectivamente, manifiestan no estar nerviosos en clase y se sienten
cómodos en el curso. Concretamente en el ámbito de las matemáticas, el 65 % de
los alumnos manifiestan que suelen estar nerviosos después de un examen hasta
conocer la nota. Respecto al clima de aula, según la opinión del 79% de los
alumnos encuestados, el/la profesor de matemáticas procura responder todas las
dudas que se formulan en clase, así como que no valora menos las preguntas de
los malos estudiantes que la de los mejores (62%). Hay que destacar, a
continuación, dos items muy significativos, como son el que el 66% de los
encuestados piensa que el profesor tiene que interrumpir muchas veces la clase
porque hay gente hablando y alborotando; así como que en clase de matemáticas
está muy claro quienes son los más listos y quienes los más torpes (48%). Algo
menor, pero también es de destacar, es la valoración que los alumnos hacen
sobre la pregunta de si el profesor no presta ayuda individualizada a cada
alumno y no valorando lo que hace bien (41%), además de si no les felicita
cuando hacen una tarea bien o sacan mejores notas (40%). Respecto a la
metodología utilizada el profesor, destaca el que el 50% de los alumnos declara
que casi nunca trabajan en grupo. Otro aspecto importante es que el 79%
contesta que el profesor de matemáticas pide que justifiquen y expliquen los
pasos seguidos hasta llegar a la solución, además de utilizar diversas formas
de explicar (68%), además de pensar que en clase de matemáticas se da
importancia a comprender bien los problemas (80%). También el que el
profesorado no se preocupa de la nota en sí sino de que los alumnos aprendan
(72%) Si tenemos en cuenta la utilidad de los contenidos y actividades a
desarrollar desde la asignatura de matemáticas, el 70% de los alumnos piensan
que son útiles. Por último, respecto a la evaluación, la mayoría de los alumnos
consideran que sí se tiene en cuenta su trabajo e interés a la hora de
evaluarles, así como que los exámenes si tienen que ver con lo explicado en
clase. (83% y 64% respectivamente). Respecto a la relación entre los diferentes
aspectos analizamos, tenemos que existe una alta correlación entre las
actitudes ante el curso y ante las matemáticas (.66). Es decir, los alumnos son
coherentes a la hora de posicionarse ante el curso en general, y ante las
matemáticas. También entre la metodología de los alumnos y las actitudes ante
el curso y las matemáticas (.60 y .64 respectivamente) y entre las expectativas
ante el curso y ante las matemáticas (.56). También presentan una alta
correlación las actitudes con las matemáticas con las expectativas ante el
curso y ante las matemáticas (.50 en ambos casos).
CONCLUSIONES
Consideramos importante la creación y
validación de un instrumento como el REPROMASE porque se convierte en un medio
óptimo para conocer las expectativas y actitudes de los alumnos de educación
secundaria hacia las matemáticas. Destacamos la asociación que realizan los
alumnos entre los resultados en la asignatura de matemáticas y del curso en
general, quizás de máxima importancia si consideramos que los alumnos, en
matemáticas, manifiestas una gran ansiedad después de los examenes hasta
recibir la nota del examen, ansiedad que, en ocasiones, se generaliza en todo
el desarrollo de la asignatura. Además, los alumnos reconocen que la asignatura
de matemáticas discrimina entre aquellos alumnos que son más y menos capaces,
lo que puede generar expectativas difíciles de erradicar y que pueden
condicionar el comportamiento y resultados posteriores. Los alumnos son
conscientes de la importancia de la metodología empleada en el proceso de
enseñanza y aprendizaje, concretamente todo lo referido a la formación en
procedimientos (hincapié en los procesos) más que en los contenidos (hincapié
en los productos), si bien la realidad nos indica que, desde los primeros
cursos, los resultados priman sobre los procesos. La actuación del profesor es
valorada positivamente por los alumnos, y ven en la metodología de
secuenciación de contenidos algo beneficioso para una mejor comprensión de los
conceptos, procedimientos y valores trabajados dentro del aula. En general,
existe una correlación aceptable entre la posición del alumno ante las
matemáticas y el curso, la metodología, las expectativas.
BIBLIOGRAFIA
Alonso Tapia, J. (1991). Motivación y
aprendizaje en el aula. Madrid: Santillana. Basarrate, A., Martín, S. y
Moralejo, M. (1996). Resolución de problemas y diversidad. UNO Revista
Didáctica de las Matemáticas, 8, 29-37 Bermejo, V. (1996). Enseñar a comprender
las matemáticas. En J. Beltrán y C. Genovard (Eds.), Psicología de la
instrucción I. Madrid: Síntesis. Callejo, M.L. (1994). Un club matemático para
la diversidad. Madrid. Narcea. Cockcroft, W. H. (1985). Las matemáticas sí
cuentan. Madrid: Ministerio de Educación y Ciencia. Davis, P. J. y Hersh, R.
(1988). Experiencia matemática. Barcelona: Labor-M.E.C. Gairín, J. (1987). Las
actitudes en educación. Barcelona: PPU. Garofalo, J. y Lester, F. K. (1985). Metacognition, cognitive monitoring and
mathematical performance. Journal of research in mhatematic education, 16, 163-
176. Goleman, D. (1996). Inteligencia emocional. Barcelona: Kairós Gómez
Chacón, I. M. (1997). La alfabetización emocional en educación matemática:
actitudes, emociones y creencias. Uno, 13, 7-22. Gorman, P. (1988). Pitágoras. Barcelona: Crítica. Hart,
L. E. (1989). Describing the affective domain: saying what we mean. En D. B.
McLeod y V. M. Adams (Eds.) (1990), Affect and mathematical problem solving: A
new perspective (pp. 37-48). Nueva York: Springer-Verlag. Hernández, R.
P. y Gómez-Chacón, I. M. (1997). Las actitudes en educación matemática.
Estrategias para el cambio. Uno, 13, 41-61. Koehler, M. y Grouws, D. A. (1992). Matematics teaching practices and
their effects. En D. A. Grouws (Ed.), Handbook of research on mathematics
teaching and learning. Nueva York: Macmillan, NCTM. Mandler, G. (1989). Affect
and Learning: causes and consequences of emotional interaction. En D. B.
Macleod y V. M. Adams (Eds.), Affect and mathematical problem solving: A new
perspective (pp 3-19). New York: SpringerVerlag.
Seria un buen instrumento de evaluación reciproca tanto para alumnos y profesores considerando que:
ResponderEliminara) Los alumnos que ingresan al nivel secundaria proceden de distintas escuelas y por tanto los conocimientos y procesos son diferentes y debemos unificarlos en cuanto a temas.
b) No solo deberíamos evaluar conocimientos en los alumnos si no también actitudes y aptitudes.
c) Si los conocimientos adquiridos por el alumno son evaluados, las temáticas de los profesores también deberían ser evaluados.